Mas no es mejor mejor es mejor

Lena meyer-landrut mejor

La investigación sobre el riesgo acumulativo ha establecido los efectos nocivos de los factores de riesgo concurrentes en los resultados del comportamiento infantil. Sin embargo, la literatura existente no ha abordado los posibles efectos diferenciales del riesgo acumulativo en diferentes momentos del desarrollo y ha dejado abiertas las preguntas sobre si un modelo de umbral o un modelo de riesgo lineal describe mejor el impacto del riesgo acumulativo en los resultados del comportamiento. El presente estudio examinó el impacto de los factores de riesgo acumulativo (es decir, el maltrato infantil, la violencia interparental, la desintegración familiar, el bajo nivel socioeconómico y el alto estrés de los padres) en la primera y segunda infancia sobre los resultados del comportamiento infantil en la adolescencia.

Los resultados apoyan la hipótesis del riesgo acumulativo de que el número de riesgos en la primera infancia predice los problemas de conducta en la adolescencia. Se encontraron pruebas de un modelo lineal, pero no de un modelo de umbral de riesgo acumulativo; cuantos más riesgos estén presentes, peor será el resultado del niño. Además, la presencia de múltiples riesgos en la primera infancia sigue explicando las variaciones en la predicción de los resultados de la conducta en la adolescencia incluso después de incluir los efectos del riesgo en la infancia media.

Revisión de Jugar para ganar

La estrategia, fundamental para el éxito de toda organización, no es un largo ejercicio de planificación o un documento. La estrategia puede ser sencilla, divertida y eficaz y se basa en un conjunto de cinco opciones interrelacionadas y poderosas que posicionan a una organización para ganar.

La combinación del estancamiento de las rentas medias y el rápido aumento de las rentas altas amenaza el futuro del capitalismo democrático. Su futuro predictivo requiere la construcción de una infraestructura física, transaccional y de conocimiento más sólida para una prosperidad ampliamente compartida.

El pensamiento integrador es una forma de razonamiento que permite afrontar de forma constructiva las tensiones de los modelos opuestos. En lugar de elegir uno a expensas del otro, se genera una solución creativa. Su solución contiene elementos de los modelos individuales, pero es superior a cada uno de ellos.

Las organizaciones deben incorporar lo mejor del pensamiento de diseño a sus formas de trabajo para dar rienda suelta a la innovación y la creatividad. Una organización será capaz de contrarrestar el pensamiento analítico con el pensamiento intuitivo, para poder explotar los conocimientos existentes y crear otros nuevos.

Estrategia empresarial «Play to win» (jugar para ganar)

Lo perfecto es enemigo de lo bueno es un aforismo que significa que la insistencia en la perfección suele impedir la aplicación de buenas mejoras. El principio de Pareto o regla del 80-20 lo explica numéricamente. Por ejemplo, normalmente se necesita el 20% del tiempo total para completar el 80% de una tarea, mientras que para completar el último 20% de una tarea se necesita el 80% del esfuerzo[2]. Alcanzar la perfección absoluta puede ser imposible, por lo que, a medida que el aumento del esfuerzo produce rendimientos decrecientes, la actividad adicional se vuelve cada vez más ineficiente.

Entre las aplicaciones más recientes, cabe destacar la de Robert Watson-Watt, que propuso el «culto a lo imperfecto», que enunció así: «Dales la tercera mejor para que sigan adelante; la segunda mejor llega demasiado tarde, la mejor nunca llega»[3]; la afirmación del economista George Stigler de que «si nunca pierdes un avión, estás pasando demasiado tiempo en el aeropuerto»[4]; y, en el campo de la optimización de programas informáticos, la de Donald Knuth de que «la optimización prematura es la raíz de todos los males»[6].

Su sentido en la literatura inglesa se remonta a Shakespeare,[11] en su tragedia El Rey Lear (1606), el Duque de Albany advierte de que «esforzándonos por mejorar, a menudo estropeamos lo que está bien» y en el Soneto 103:¿No era pecaminoso entonces, esforzarse por arreglar, estropear el asunto que antes estaba bien?

Cómo ganar el libro

¡Nadie escucha! Es una de las quejas más comunes en los lugares de trabajo, las industrias, los empleos, incluso en nuestra vida personal. No importa cuántos detalles demos o cuántas veces digamos las cosas, parece que la gente sigue volviendo con preguntas sobre cosas que ya hemos tratado.

Entonces, ¿cómo se puede mejorar la comunicación y resolver este molesto problema? Un consejo que seguramente has escuchado es que hay que sobrecomunicar si realmente quieres que la gente te escuche. Explícalo una y otra vez. Siga insistiendo hasta que lo consiga.

La sugerencia de sobrecomunicar supone que más es mejor. Pero la razón por la que la gente no le escucha no tiene nada que ver con el número de veces que lo haya dicho. En todo caso, el exceso de comunicación probablemente esté provocando que la gente se desentienda aún más de usted, sobre todo si se añaden todos los demás contenidos y datos que inundan continuamente las bandejas de entrada, los navegadores, los teléfonos y los oídos de todo el mundo.

Cuando la gente no escucha -cuando la información no «pega»- es porque su atención no ha sido captada del todo. Y aunque no está claro que la duración de la atención se esté reduciendo realmente, lo cierto es que la atención es muy importante en el mundo fragmentado de hoy. El contexto, las distracciones, el modo en que procesamos la información y la forma en que preferimos recibirla influyen en que un mensaje llegue o no. Como dice la Dra. Gemma Briggs, profesora de psicología de la Open University, «la forma en que aplicamos nuestra atención a las distintas tareas depende en gran medida de lo que el individuo aporta a esa situación».