Nervio de los laterales de la cara

Nervio mandibular

El nervio facial, también conocido como séptimo nervio craneal, nervio craneal VII, o simplemente CN VII, es un nervio craneal que surge de la protuberancia del tronco del encéfalo, controla los músculos de la expresión facial, y funciona en la transmisión de las sensaciones gustativas desde los dos tercios anteriores de la lengua. [1] [2] El nervio suele viajar desde la protuberancia a través del canal facial en el hueso temporal y sale del cráneo en el agujero estilomastoideo [3] Surge del tronco cerebral desde una zona posterior al nervio craneal VI (nervio abducens) y anterior al nervio craneal VIII (nervio vestibulococlear).

Desde el tronco cerebral, las partes motoras y sensoriales del nervio facial se unen y atraviesan la fosa craneal posterior antes de entrar en el hueso temporal petroso a través del meato auditivo interno. Al salir del meato auditivo interno, el nervio sigue un curso tortuoso a través del canal facial, que se divide en los segmentos laberíntico, timpánico y mastoideo.

El segmento laberíntico es muy corto, y termina donde el nervio facial forma un recodo conocido como geniculum del nervio facial (genu significa rodilla), que contiene el ganglio geniculado para los cuerpos nerviosos sensoriales. La primera rama del nervio facial, el nervio petroso mayor, surge aquí del ganglio geniculado. El nervio petroso mayor recorre el canal pterigoideo y hace sinapsis en el ganglio pterigopalatino. Las fibras postsinápticas del nervio petroso mayor inervan la glándula lagrimal.

Nervio maxilar

En la gran mayoría de los casos afecta a una parte o a todo un lado de la cara, siendo el dolor más frecuente en la parte inferior de la misma. Muy ocasionalmente afecta a ambos lados de la cara, pero normalmente no al mismo tiempo.

Es posible que el dolor mejore o incluso desaparezca por completo durante varios meses o años (lo que se conoce como período de remisión), aunque estos períodos de remisión tienden a acortarse con el tiempo. Algunas personas pueden pasar a desarrollar una sensación de dolor, palpitación y ardor más continua, a veces acompañada de los ataques agudos.

Normalmente, los ataques de dolor se producen al realizar actividades que implican tocar ligeramente la cara, como lavarse, comer o cepillarse los dientes, pero también pueden desencadenarse por el viento (incluso una ligera brisa o el aire acondicionado) o el movimiento de la cara o la cabeza. A veces, el dolor puede producirse sin ningún tipo de desencadenante.

Debe acudir a su médico de cabecera si experimenta un dolor facial frecuente o persistente, sobre todo si los analgésicos habituales, como el paracetamol y el ibuprofeno, no le ayudan y el dentista ha descartado cualquier causa dental.

Nervio facial

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El nervio trigémino, también conocido como quinto nervio craneal, nervio craneal V o simplemente CN V, es un nervio craneal responsable de la sensibilidad en la cara y de funciones motoras como morder y masticar; es el más complejo de los nervios craneales. Su nombre («trigémino» = tri-, o tres, y – gémino, o gemelo: por tanto, «tricéfalo, trillizo»[1]) deriva de que cada uno de los dos nervios (uno a cada lado del puente de Varolio) tiene tres ramas principales: el nervio oftálmico (V1), el nervio maxilar (V2) y el nervio mandibular (V3). El nervio oftálmico y el maxilar son puramente sensoriales, mientras que el nervio mandibular proporciona funciones motoras y sensoriales (o «cutáneas»)[2]. A la complejidad de este nervio se suma el hecho de que contiene fibras nerviosas autónomas y fibras sensoriales especiales (el gusto).

Genuino del nervio facial

Los nervios te ayudan a sentir, palpar y mover tu cuerpo. Tu sistema nervioso tiene dos partes: el sistema nervioso central y el sistema nervioso periférico. El sistema nervioso central está formado por el cerebro y la médula espinal, un grueso cordón de nervios situado en el interior de la columna vertebral. El sistema nervioso periférico está formado por todos los demás nervios. Envían información entre el cerebro y el cuerpo.

Nervios autónomos. Estos nervios controlan las funciones corporales en las que no tienes que pensar. Por ejemplo, mantienen el funcionamiento normal de la tensión arterial, la vejiga y los intestinos. Los daños en estos nervios pueden causar los siguientes problemas.

Informe a su equipo médico si tiene alguno de estos problemas o nota cambios en los problemas que ha tenido durante un tiempo. Si los problemas nerviosos empeoran, el equipo médico puede reducir la dosis de quimioterapia o cambiar el programa.

El tratamiento adecuado para los problemas nerviosos depende de la causa, de si se ha completado la quimioterapia y de sus problemas específicos. Debe saber que estos problemas suelen desaparecer unos meses o años después del tratamiento. Pero a veces son duraderos o permanentes, por lo que necesita formas de aprovechar al máximo su funcionamiento y recuperación.